lunes, 9 de febrero de 2009

SOBRE LA INFANCIA


Dice Sanchez Ferlosio (El País, Tribuna 22/01) que Anacarsis, preguntado en la Atenas de Solón acerca de por qué no tenía hijos, replicó: Por amor a los niños.
A los que practicamos la ausencia de instinto paternal hacia los pequeños monstruos cuellicortos, un demiurgo menos severo, en nuestro caso, nos da perros.


El caso es que India llegó el viernes con su juguete favorito, su toalla con olor a mamá y dos meses menos un día. Así que tocó correr porque era el cumpleaños de Carmen (¡felicidades! de nuevo) y antes había que comprar el Royal Canin 32, bebedero, comedero, recoger a la criatura de casa de los abuelos…
Esa primero noche de fiesta salió arropada por la manta que había acompañado de bebés a los hijos de Carmen (fina ironía. gracias por lo que vale y abriga).
Así que a eso de las 3, acabamos con ella en la cama, la cachorro (porque cachorra, me suena a esperanto y me da eso).


Cuando al día siguiente llegamos a Cadalso, ya se había meado (dicen que es por lo territorial. Esta que es gallega ya ha anexionado a La Coruña todo el centro hispano), en cinco casas distintas, de las que espero que guarde un grato y ligero recuerdo. Pero es que esa noche también había cena en casa de David/Arantxa, con Jesús y Francis. Fue la sexta.

Cuando volvimos a casa, otra vez las tres, otra vez los tres, pensamos que mejor dormir separados. Para entonces, India ya tenía colchoneta de Pilates, funda de organdí, mantita, toalla, dos juguetes. Pero es que esta perra no comprende de resacas y le dio por morder todo lo que estaba a su alcance, básicamente dedos de extremidades, manos, orejas (¡tu perra asesina me quiere comer la oreja!) a las 8 de un ¡domingo1. ¡Dios de Israel y Judá! (Sulle dixit)


Desde entonces me ha dado por plantearme que lo de los hijos no es tan duro, sólo que dura más.
P.S. La perra por cierto es un encanto, charming, divertida, amazing y qué se cuántas cosas más.

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