jueves, 14 de enero de 2010

VERGUENZA


Días en los que uno se levanta con toda la vergüenza en la cara. Días con vergüenza ajena y copia oculta, la cobarde, atroz, vigilante, la que controla los movimientos, las páginas visitadas, las descargas. Días de vergüenza propia por amanecer con sonrisa,  dejándose ir levemente, como mecido por el vals vienés, días de cobardías atroces, vigilantes. Días que quisieras darle atrás a las manillas del reloj, que aun estuviéramos a tiempo para esta o aquella desgracia, para este o aquel no. Días para aprender a decir no. Días para devolver la dicha recibida, la sucesión de épocas, como recuerdos de patrias olvidadas. Días para leer a Flaubert, para leer “El loro de Flaubert”. Para que sople el viento y se lo lleve todo y después, ausente, volver a los días que se parecen tanto a éste.
P.S. La vergüenza tiene sepulcros abiertos, sobre los que un tonto merienda.

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