martes, 23 de junio de 2009

SOLO ME INTERESA EL ALPINISMO HIMALAYCO


A vuela pluma y ya que no tengo otra que reconocerlo, llevo dos semanas cubriendo el corpus de obsesiones con el objeto Himalaya. Me despierto a medianoche ascendiento el Nanga, en el K-2 y con India (nuestra perra) ladrando (¿me pregunto si efecto del vértigo?), entrecortada la respiración, boqueando como bacalao desalado a la plancha o en buñuelo. Algo he debido hacer mal porque hoy Urceloy ha prometido traer a David Torres (guionista del Filo de lo Imposible) al Taller, seguramente con la sana intención de exorcizarme.
El marzo pasado, cuando amanecimos frente a la columna vertebral del mundo, esperando el café y un croisant,supe sin resquicios que aquel mi lugar (el hotel con spa era conveniente y los camareros amables). Aunque el objeto de nuestra visión era otro. El frío exterior, el ir y venir de aves tan extrañas como nosotros, provistas de cámaras (también se usaba el término trípode).
Es soledad sin influencias la nieve.
Pisar cualquier espacio no hollado, levantar el polvo en Nagarkok...
Presumo de mi emoción como un galgo verdugo (que diría el Primo).
Un chico nos acompañó aquel día, se detenía cuando parábamos, continuaba cuando nuestro ritmo era mejor y nos señalaba los pueblos con sus étnias. Estaba intentando recordar el nombre, cuando ha aparecido el papelito que nos intercambiamos. Está en un pantalón que pasó por la lavadora.

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