jueves, 12 de marzo de 2009

EL ADVENIMIENTO DE LOS MALOS TIEMPOS (hay quien se atreve a cumplir años)


Dice San José Saramago (santo civil), que sólo se puede ser pesimista, ya que los optimistas opinan que todo está ya bien. No seré yo quien le quite ni ponga, aunque estoy tentado de pensar que él se refiere al pesimista inconformista, que si le añades un toque de berbena, sólo para emplatar, y de inconsciencia lo que te sale soy yo.

El caso es que ya no hay duda, nos podemos tirar a la carretera, a cualquiera de nuestras rutas 66 particulares y dar fe. Los moteles vacíos, los bares de carretera con los dispensadores de CD´s de Formula V, Camela y los Canarios vacíos. Incluso el propio local cerrado, anuncia que 25 Km. más allá, cuenta la leyenda de la existencia de otro local, de similares características, que puede haber sobrevivido al fuego del dragón.

La chica de la gasolinera (¿usted no es de aquí?), me confunde con otra persona y me ofrece unos terrenitos que tiene en la carretera de Burgos, vía de Servicio, para que se lo comente a mi comercial??? Será porque lleno el depósito y en un arranque de fe ciega en el sistema, lavo el coche.

Esta semana está siendo una de las más desesperanzadoras de la vida laboral de los mamut, como yo. Anunciaron que 4 compañeros más desapareceríamos por arte de magia negra. Y henos aquí, esperando el nigromante, al charlatán de feria, al medico muerte y su maletín negro. Nunca la producción fue tanta, ni se observó tal actividad frenética, convocatoria de reuniones a deshoras, llamadas a proveedores de servicios para obtener la tarifa milagro que justifique y de valor a nuestra silla (que andaba algo deshilachada). India, ajena a todo me muerde el fondo del pantalón, mientras intento hacerla entender que los Docker son un bien escaso, que mi armario no soporta ninguna desaparición importante y que si sigue así, la encerraré en el baño con los pantalones sucios, baratos.

Entretanto hoy es el cumpleaños de mi amigo Mariano Habana y se le ve contento al jodío, cumple menos años que aquellos que yo soporto y además lo aparenta. Le he entregado una Sarasmatti, diosa protectora de músicos y poetas del imaginario hindú y nos hemos abrazado. Todo hermoso. Quedaremos para un cigarro y una copa, qué lujo. Los lujos son ésos, mientras Sarasmatti envuelta en periódicos nos devuelve la sonrisa.



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