miércoles, 26 de mayo de 2010

MIS ADORABLES VECINOS

Cuando el dragón despertó, ellos estaban allí, cuando lo del índice Nikkei, cuando la lavadora decidió fugarse a otras latitudes más cálidas, cuando había que comprar vino, en el momento de los abrazos, en los oídos atentos de la noche, en la novela negra, tanto en la cubierta como en la contraportada sin preguntar por qué odio los teléfonos, tomando notas autobiográficas, poniendo sobre la mesa otra servilleta roja, compartiendo sus prótesis con mis prótesis: sus tirantes y mis cinturones, siendo piedra de sol mientras nos ponemos morenos, sin importarles dónde dejo la pitillera o qué cenicero cojo, ocupados en que el vecino realice muchas tonterías y no una sola, con las catorce puertas abiertas que dan a la habitación de invitados, al mar, y porque los poetas podemos ser cursis les quiero en endecasílabo blanco, de colores, por las venas dónde late primero y último los elíseos, los alfonsos vientos...

2 comentarios:

  1. qué buen texto Wolf! y Sting que no falla


    saludos

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  2. Te deseo Juan, a tí y a todos, que tengáis algún día tan hermosos vecinos y que os cuiden, como hacen los míos.
    Gracias por comentar.
    Wolf

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