jueves, 25 de febrero de 2010

MITRIDATES EUPATOR

Como un mandato de los dioses hoy desaparecidos, el otro día Antonia D. me proponía un juego poético. A dos voces, a dos manos. Pensé en uno de mis anti-héores históricos de peor y dificil pronunciación, Mitrídates Eupator, "Mitridate Re di Ponto" en la ópera Mozartiana (KV87), cuya crueldad siempre me ha fascinado. No porque sienta ninguna atracción oculta hacia la misma, sino porque me ayudó a no vomitar con crueldades posteriores (ninguna le alcanza los talones).
Parte del mensaje en la botella es éste que sigue, confío que su destinataria no se sienta molesta por dejarlo aquí.

Mitrídates Eupator, rey del Ponto Eleuxino (132 a 63 a. de C.), a cuyo servicio se encontraba Kratevas: " con la diligencia, fría hasta en el amor...médico y botánico en la servidumbre científica de Mitrídates, personajes ambos de probada, aunque nebulosa, existencia histórica" (Antonio Gamoneda, Libro de los Venenos, Ed. Siruela, 1995).

De las experiencias en los cuerpos torturados por mandato del Eupator, Kratevas (que pasó a ser médico y esclavo de Pompeyo tras la conquista) elaboró un "Tratado de los simples" y un "Léxico botánico". Ya en el siglo I, Pedacio Dioscórides Anazarbeo, tomó los conocimientos de su antecesor Kratevas, para realizar dentro de su compendio farmacológico, un libro VI, denominado "Acerca de los venenos mortíferos y de las fieras que arrojan de sí ponzoña" " (hoy desaparecido)...traduzido de la lengua griega en la vulgar castellana e illustrado con succintas annotationes, por el Doctor Andrés de Laguna, médico de Iulio III. Pont. Max." ya en el ss.XVI, posible autor también de "Un viaje a Turquía".
Por si todo esto no te hubiese abierto el apetito, te recuerdo que Kratevas fue creador de un antídoto, denominado mitridato (¿en honor de quién?) que bloqueaba el efecto y neutralizaba los venenos y cuya fórmula, infelizmente, se ha perdido. Por causa de éste antídoto, el Eupator tuvo que auto-yugularse para no caer en manos de Pompeyo (después de acabar por el uso de venenos, con toda su familia).
Sobre Dioscórides puedes ver ilustraciones, precisamente de la traducción de Laguna, en el blog de Luis Felipe C. al que le han regalado estos días pasado un facsímil.
Termino con un pasaje de Gamoneda, op. cit., que sitúa en boca de Kratevas:
"El recuerdo de esa serpiente cae sobre mi corazón como una sombra y su figura pasa por el interior de mis ojos hasta que se enciende en su lugar el rostro amado. Siento en mi la suavidad de un lamento que no me pertenece, la temible dulzura de las palabras pronunciadas en la desaparición. Serpiente y llanto. Toda mi ciencia no es más que este gemido inútil; todos mis actos, sombras de pájaros en el agua."
Curioso que el bárbaro escribiera en endecasílabos, un siglo antes de nuestra era.
No sé, díme tú.

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