lunes, 21 de septiembre de 2009

AQUI NO PASA NADA (CUANDO SÍ QUE PASA)


No tenía muchas ganas de salir el sábado, pero habíamos quedado con Javier, que se ha comprado uno de ésos coches de 250 c.v. y como era la Noche en Blanco, no lo podía mover. Así que salimos en metro a tomarle el pulso a las largas avenidas. Tiene su punto eso de recorrer la Gran Vía andando por medio de la calle (ni en noches como ésa somos capaces de nada distinto, los transeúntes imitaron el sentido de la circulación de los coches y todos avanzábamos por nuestra derecha). Busqué lo que estaba anunciado como poesía visual y a las doce ya se había acabado. En Arrebato (La Palma 21) fui el último al que dejaron entrar y me hice con "Mass Miedo" de Gonzalo Escarpa y "No pasa nada si a mí no me pasa nada" del amigo Comendador (que estos días no está en sus mejores momentos por culpa de unos jodidos anónimos, ¡ánimo desde aquí y revolución social! ). Fueron los tesoros de la noche, íbamos por S. Vicente Ferrer con el "mecagoentuputamadre" de Escarpa en la boca, leyendo entre guiños por lo de las gafas nuevas. En la Plaza del 2D tocaba alguien, lo sé por el tumulto que se agolpaba. En el Templo de Debod, en el que se anunciaban grupos de Saharauis, éstos habían abandonado las haimas a su suerte y sólo quedaban las fotos. Volvimos a casa con las ganas de no salir intactas.
Ayer me levanto gracioso y les escribo ésto a los del Camarote de la 214:
Las tres personas
Para que no me llame Jesús Cuesta,
para que no se llame Antonio Rómar,
para que me llame Jesús Urceloy,
fueron precisos bailes de lugares
y fechas,
preposiciones de la osa y el carro,
la presencia de fiestas patronales
y asuntos de otra índole que ni hacen
al caso.
Pero no nos engañemos tan pronto,
el poema acaba
de empezar
y todos conservamos intacta
la ración de aspirinas del martes.
La inmortalidad de los taxis blancos,
si sucede según está previsto,
aguarda tras un giro inesperado
que se le dará al asunto.
Este es el duro lapiz
de esta generación,
éste el poema revolucionario
que todos esperaban no escribiera:
la verdad tiene pelotas de beisbol,
la verdad me miró a los ojos
y yo le sonreía.
¡Sin pausa otra salva de aplausos!
porque nunca serás Baudelaire
nunca seré Baudelaire
él nunca.
Escribo a la vuelta de unos versos
de Gamoneda y sólo hasta este punto.

Un defecto de forma con el manos libres les salvará in extremis, de escucharlo mientras iban camino de comprar una hogaza gallega en Galicia.
India el Sargall, se pasa toda la tarde mordiendonos por turnos a la Keke y a mi mano derecha (me quiere imposibilitar para el blog) y cuando todo parece perdido, veo que anuncian el estreno en TV de Dragolandia.
Esperanzado con que sólo sea un programa de dragones y niños, descubro tarde y con estupor que se trata justamente de éso. Que lo conduce el in-soportable Dragó, Sánchez Dragó y su hija, dando cabida también a Jodorowsky e hijo. Vamos el clásico programa familiar dónde se rompen televisores.
Me acuesto estornudando y echo de menos la mantita. Lo dicho: que aquí no pasa nada.
(La fotografía es del amigo Mariano Habana)

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