jueves, 24 de junio de 2010

JUAN DIEGO DE BEITIA, CAPITAN DE LA MARINA MERCANTE

En realidad fue su padre Leto de Beitia el capitán quien, en la bocana del puerto de San Sebastián, se negó a entregar su nave a las fuerzas fascistas alzadas contra la República. Y su tripulación le secundó. A Juan Diego, estalinista convencido, le recuerdo con la gorra de marino de su padre, bebiendo con él cervezas en el Cangrejero, en El Limón y en La Dolores hasta que cerraban para el resto de parroquianos y un bajo del coro del Real nos entonaba “Che gelida manina”. Luego íbamos a su casa a hacer unas sopas de ajo porque antes de las 4 AM no era lícito acostarse. Algunas veces con él “bebí de los charquitos del suelo”, leí sus poemas “Elegías”, condujimos hasta Burgos para verle, mientras sonaba Nina Simone, Dinah Washington, cuando le exiliaron.
Ha sido muy difícil, a partir de entonces, encontrar a alguien que me quisiera y me odiara tan bien como él.
Esta mañana, ya lo decía (¿espontáneamente?), me desperté para ver la salida del sol. Luego Mariola me llamó para decirme que Juan Diego había muerto sobre esas horas. Hoy que era el día de su no-santo.
Tiempo hubo en que su familia fue mi familia, hoy vuelven a serlo.
Espero que le gustaran estos versos:

Confío, nadie me saque de mi error,
que huele a ortigas limpias esta mañana.


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