viernes, 30 de enero de 2009

INVOCACION A LOS ELEMENTOS Y A LAS FUERZAS DEL ABISMO


Quizá sufra de un exceso de grandilocuencia, como quien se calza unas plantillas con halitosis. Quizá hubiera bastado con ponerse bajo la protección del Señor (que nos proteja con algo más que su santo nombre). Visitar el vientre de la ballena de Ismael y rogar por salir sanos y salvos, sobre todo salvos, de aquel otro Leviatán de la Cope y su red de taxistas trashumantes. Quizá baste no desayunarnos unos activos tóxicos, ni comulgar becerro de oro alrededor de la fogata. Valdrá con gestionar la incertidumbre, frenar la culpabilidad y no transmitir ansiedades (Sulle a bocado de taxi, me confesaba que él sólo tiene certidumbres, será por eso).

En la niebla sólo busco el contacto de otra mano, la linterna, el foco beatífico a pilas 1 ½. Fuimos ciudadanos de un país en llamas, clientes de Zanussi y Bru, ahora sólo compradores sin complejos. Y qué hago yo, si ya no quiero nada, si tengo la cueva de Alí Babá entera y no sé dónde recolocar a los 40 ladrones, venidos de no tan lejos. Cuelgo este anuncio, al que sin querer me he apuntado:

“Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito.”
Sir Ernest Shackelton, a bordo del Endurance, rumbo al Atlántico Sur.

El tonton me envía A-6 arriba, mira que estaba claro lo del Atlántico Sur, pero los olvidos viajan más de prisa, sólo las nostalgias cambian de sitio. Busco asidero en la voz de otro viajante:

“He subido a los montes, he franqueado las cimas; pero los caminos llanos son los que más me cuesta andar.”
Ho Chi Ming.

Esta mañana nos ha visitado la niebla, esta noche tocarán los de El Caso de la Habana en el Gruta 77 (C/ Cuclillo,6 ) y habrá que hacerles unas fotos. Si logro permanecer erguido frente a la pantalla, sino me infrinjo heridas incurables en la espalda (¡qué la del primo Antonio cure pronto!), mañana os lo cuento.

Voy de la mano de Boris Karloff por Arturo Soria (somos hijos de Frankestein, sin alcanzar su talento) y el tranvía 70 (en caso de pericolo, tiren de la maniela) se aleja indiferente, indefinido, nunca lo veremos circular más. El abate loco de Santa Maguncia vocifera (ante el asombroso enojo de sus superiores) por las copas de los pinos, Samson y Dalila dan los primeros pasos para la destrucción del Templo.

2 comentarios:

  1. El 70 no pasa por ninguna vida aunque sea di fabricacione italiana. Tutto sera vita nuova. Grito porque soy loco, porque la cordura me alienta, porque no vine a vivir, sino que me vivieron.

    Os deseo la paz, y mucha guerra, hermano.

    El Abad loco de Santa Maguncia

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  2. Gratie al Abad Loco, no cese nunca su caudal y nos acompañe la oración:
    No haya descanso en esta casa,
    acopada por impostores.
    Abrazo siempre

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