jueves, 15 de abril de 2010

RAZONES DEL PASEANTE II (Elígeme)


Cuando llueve y el paseante se halla
en disposición de la gracia,
llega tarde a todas las partes,
anuncian que la culpa es del tráfico,
pero él sabe que es por la sangre.
Cuando llueve, si el paseante se halla
cruzando las calles del bulevar,
siente crecerle, frente a los semáforos,
el maculado sabor de las tiendas
donde ella se oculta, de su paso.
Si llueve, por extraño que parezca
nadie duerme, y el paseante se detiene
mientras resbalan por sus rizos, otros
que más ama, como vocales abiertas
a ondas fractales, a ignoradas causas.

(fotografía: Giacometti por Cartier Bresson)

4 comentarios:

  1. El paseante, si puede, no piensa. Indolente a la lluvia que cae sobre tejados ahora ajenos, sobre mares que fueron suyos. Sale al balcón y grita “Que quienes lucharon por mi felicidad, se ocupen ahora de la suya”.
    ¡¡Larga vida al emperador que llegó, venció y humilló (recuerde) en fríos y oscuros sótanos mientras en superficie florecía la primavera!!
    Sepa el mundo que sí se le amó y mucho pues ya se conocía su verdadera naturaleza.
    Que el destierro os aleje y nos haga dichosas.

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  2. Oh, cielos!...el paseante observa pero también lo és a su vez...Oh cielos!...el exquisito paseante resbaló sobre una triste y ridícula piel de plátano y en su caída salpicó de sucio cieno a su alrededor...Oh, cielos!...llovió sobre las humedades pegajosas de las circunstanciales e interesadas relaciones...llovió y, por suerte, llovió...Oh, cielos!...el paseante simuló ser ciego, y...¿realmente os sorprendió?...Oh, cielos! Benditos destierros, exilios, devenir y...lluvia

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  3. Demasiada ira en el espejo, ¿no?
    Os abraza
    O lobo

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