bienvenido quienquiera que seas, creyente o infiel, bebe del vino dulce de Beocia y olvida
sábado, 24 de octubre de 2009
FRAY ANSELMO LEE PARA SI UN SALMO DEL REY DAVID
Para aquellos que me acompañan, mujeres (hermosas todas), varones (de indudable valor) y perros ladradores.
Después de maitines, con la casa ordenada, los siervos de la gleba en las huertas, fray Anselmo acude al refectorio, los salmos del rey David le acompañan. La congregación toma asiento por orden jerárquico y fray Anselmo, prior de Canterbury, natural del Aosta, emprende la lectura. Los primeros minutos transcurren como todas las mañanas. Luego el padre de la escolástica va reduciendo la voz. Un rumor empieza a recorrer los bancos. La comunidad entera se sumerge en un ensimismado silencio. ¿Qué ha ocurrido, por qué el hombre que podría haber sido hereje o santo (la eclesia se decidió por esto último)ha abandonado la salmodia? ¿Qué pasó por su aureolada tonsura en ese instante? ¿Quién le inspiró?
Al amanecer del 24 de octubre del 1101, aquel hombre, Anselmo de Bec,hijo de Gondulfo y Ermenberga, ha leído por vez primera en la humanidad, para sí mismo.
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