viernes, 28 de agosto de 2009

IV.EL PATITO DE GOMA NEGRO Y LAS CAIDAS BERLINESAS


Nada más enfundarte en tu bici berlinesa, el amigo te dice: "Ten cuidado con la vías del tranvía, se cae mucha gente, mira que son peligrosas, no te vayas a caer, venga ten cuidado otra vez, se cruzan en transversal," etc... Todo son consejos para prevenir lo inevitable. Y es que último día en el Sankeseheke o Hekesehanse o Hackerscher M. (tal como figura en el mapa), tú, patito negro de Berlín, buscando con la mirada la tienda dónde viste a tus iguales (otros patitos negros pero de goma) introduces la rueda de atrás en los raíles con el consabido efecto. Una chica que surge de las brumas lleva tu bicicleta hasta la acera, un asalchichado berlinés de dos metros, te alza en vilo y a pulmón libre te deposita junto a la bici. Debe ser cosa del anillo de los Nibelungos porque antes de que digas Danke, te han revisado e arriba abajo y sólo detectan raspones y cierta cara idiota que se te ha puesto. A más del consabido: Usted no es de aquí la herida no alcanza siquiera al amor propio. El gigante que te puso a salvo saca una herramienta multiusos, de la Nasa, y le hace una revisión grátis al cíclido. Logro llegar a Pankstrasse, bajo la atenta mirada de Prestell que se empeña en llevarme al médico, en dejar apartada la bici y vuelve mañana por ella, en coger el metro, en si me duele, en si tengo sangre en el pantalón (hoy blanco) y yo erre que erre que español nunca muere de caídas de caballo de hierro, que es un rasguño, que ahora la bici va más fina, que le echo una carrera... y subo corriendo a lavarme antes que lleguen las chicas. (¿Se lo vamos a comentar?. A ver quien aguanta más la respiración hasta decirlo. Y gano. Prestell tarda cinco minutos, doce segundos, yo espero hasta los siete con dos).

Esta noche hemos quedado con dos personajes curiosos, Sabina y un bebedor compulsivo de cerveza, que es traductor de inglés, Sabina no, pero vive en un edificio de Le Courbousier.
Nos hemos paseado por Kreuzberg, léase Croisberg, y está lleno de locales ocupados por ocupas. Todo carpas de circo, tiendas de campaña que muestran actividad, bebida y hashís, detrás de una fachada neoclásica con muestras de impactos de bala, obús, metralla o lo que los aliados tuvieran a mano. Son inmensos patios con portada. En alguna se nos recuerda que el capitalismo es la muerte, aplaudimos, seguramente por efecto de las cervezas. Es nuestra última noche en Berlín y nadie tiene interés en acostarse (nos tenemos que levantar a la 4,15)



Un taxi nos recoge y nos lleva hasta la Alexander Platz y siguiendo a todo el mundo con maletas, nos subimos a un tren, hasta el aeropuerto.
(Bolsa Taucher, que me regaló la Keke tras mi caída, de plástico customizado y purísimo, qué hará furor este invierno, con dos tapas, ¡viva el retro! o en Berlín ¡el Vintage!)

miércoles, 26 de agosto de 2009

INTERRUMPIMOS LA EMISION...


Interrumpo la emisión de las inesperadas Crónicas Berlinesas (advierto que falta la última , que lleva el bonito título de "El patito de goma negro y las caídas berlinesas", así que si no se publica, ya lo sabéis), para colgar otro decálogo para Izaskun, que son más celebrados. Manifiesto no ser el cusante directo de tanto decálogo, pero es que nuestros amigos: Arantxa, de azules ojos y David, el jardinero fiel, han solicitado en su inmensa inocencia, que organice una ceremonia panteísta, también serviría atea, con motivo de la celebración de la llegada de Izaskun. Todo lleno de banderas tibetanas el valle de Iruelas donde haremos un lavamanos y nos reflejaremos en el lago.

Entretanto llega tan fasto acontecimiento, os dejo el decálogo que leerá el padrino civil (con él sea la inspiración y la calma).

- Que el tercer planeta del sistema solar, te lo entreguemos bueno, limpio y noble y no lo acabemos.
-Ojala no alcancemos nunca Marte y la ciencia ficción se desarrolle en galaxias lejanas, mientras alguien pase hambre.
-Que no desaparezca el muérdago, ni el tejo, no vayamos a perder la magia.
-Que lo hermoso, lo sencillo y la armonía pasen a formar parte de nuestras prioridades.
-Confío que tengamos más de un sueño y que sean felices.
-Que no viva el mal ni el capital.
-Te toca bañarte en todos los ríos y en todos los mares, ascender y descender las montañas, comprender que somos pequeños y muy traviesos.
-Que te acompañemos y te acompañen, que el calor venza al frío.
-Sentirás cosas que no entiendes, no te preocupes, nosotros tampoco.
-Aprenderás despacio, no hay otra forma. Has comenzado la aventura, que sea larga y que llegues a Itaca, después de muchas aventuras. Te esperan todas las Itacas.

viernes, 21 de agosto de 2009

III. LA CENA DEL PRATER


Por fin escucho a un Berlinés decir algo en español.
Pregunto:
-¿Qué tal con Angela Merkel?
(sin pensárselo dos veces me responde)
-¡Fatal!
Philip es neurocirujano y residió en Cádiz, donde obtuvo un acento en el que se mezclan a partes iguales el prusiano y otras hierbas aromáticas. Su mujer Martina trae niños al mundo y en cooperación han traído a Greta. Nos reunimos todo el grupo en una taberna bávara al aire libre, de 1867, en la zona de Berlín que fue del Este. Allí se reunían los trabajadores que reconstruían la ciudad a comer casero. Consiste en una serie de bancos corridos, con largas mesas que se comparten, en medio de una explanada inmensa entre edificios (uno de ellos, el de la derecha es un teatro donde hoy, una camicaze maltrata un piano ante mi indignación). Estos locales están de moda, son alternativos, en un barrio alternativo, de la Gauche Divine. Devoramos cerveza tras cerveza y pedimos algo de nombre dificil para comer, nos lo recomienda Philip (espectacular nos dice). Y son escalopes milanesa, es decir 5 filetes empanados con unas patatas que me traen el recuerdo del sabor de la patata.
Recordamos una nochevieja madrileña, en la que un tango arrabalero me rompió el labio que Philip se negó a coser sobre la marcha, esgrimiendo para ello una botella de cava.
Martina acaba de adquirir una licencia para ejercer en una clínica privada y nos explica las dificultades que ha pasado.
Nos ofrece su coche para el día siguiente, nos sonríe.
Luego cojen sus bicicletas, la de ella porta un transportín para Greta (que no para de soñar y entre sueño y sueño nos invita a unas pastillas de leche de burra).
Compramos tabaco en la máquina (hay que pedir una tarjeta, introducir el dinero y marcar en un teclado el número de su elección, después de toda la operación nadie te da las gracias, el Marlboro a 4 €).
Volvemos a casa con la dificultad del transporte en esta ciudad, tranvía, metro y autobuses no comparten los trayectos, por lo que los acabas usando todos en distintos momentos, pero felices. Haciendo fotos de los carteles (en esta ciudad son maravillosos) y rodeados del cariño de nuestros amigos (Luis Angel y Andrea, han recibido cuatro visitas este verano, no sé cómo les quedan fuerzas, aunque nos aclaran que la nuestra era la única prevista y esperada. Nos emocionamos).
Los turcos de enfrente hoy tienen fiesta. Tentado estoy de poner el Tanhauser que acabo de adquirir, versión Baremboin con la Filarmónica de Berlin. No conformamos con el "Die Geschwister Pfister", unos cachondos oiga.

II. LA AVISPA BERLINESA.


Esta ciudad tiene una sola avispa, que te recibe en el aeropuerto de Schonefed, que te saluda cuando te detienes. Y es que a la avispa berlinesa lo que más le preocupa es la inacción. Tan pronto inicias el movimiento, vuela a ocuparse de siguiente desocupado. Por lo demás es una avispa civilizada, nada más lejos de su intención que molestar a nadie. Se le ve enseguida y uno sigue andando como si tal cosa. La avispa te espera pacientemente en el Tiergarten, a la entrada del museo de Pérgamo, frente a la Berlin Emsemble.
En la Ensemble la compartes con un señor sentado junto a Beltol Brech, que lee un períodico. Luego, la espanta un Ferrari, se aparta de tu mano cuando haces el consabido aspaviento, le gusta, por fin, tu cerveza. Sobre todo la Weis Bier, ¡natural! y a mí.
No se atreve en cambio con la cartofen salad.
La ciudad que se te muestra a bordo de la bicicleta, le tiene sin cuidado. Los señores que, en un tanden, portan una pierna ortopédica, los nudistas del pabellón de caza, en los que no reparas, ensimismado como estás por los conjuntos escultóricos
Ahora eso sí, y en eso es absolutamente irreductible, si te paras a ver a S. Gary Cooper, que está en los cielos y aquí hace de cowboy protector de algún juego de atlétismo que se está celebrando, planta cara, recorre el Under der Linden de punta a punta, sale a tu encuentro. En ésas Gary desenfunda, se cuadra desde su altura de cartel publicitario y ¡ala!. La avispa parece sufrir un desmayo, cae pesadamente sobre la tierra y el sepulturero flip-flop le toma las medidas.

domingo, 16 de agosto de 2009

LAS CRONICAS BERLINESAS I







Boris Catilina Pasternak, era negro, de caracter amable, vino en una caja destinada a un motor, de un salón náutico de Barcelona. Nació allí. Fue uno de mis gatos más singulares. Se traía a otros gatos (o gatas negras) a dormir a casa sobre el sofá, mientra él, pobre, tan parecido a su dueño, dormía debajo.
Boris Pasternak es el conocido autor de una única novela, Doctor Zhivago, que sufrió una morrocotuda historia de secuestros por parte de la KGB. No creo que eso le valiera el Nobel, sino su poesía, el contacto con la de Anna Ajmátova y María Tsvietáieva.
El caso es que estamos cenando en el Pasternak, restaurante ruso-judío en mitad del Mitte (que es redundancia) y no dejo de mirar a los retratos de la pared y de recordar éstas y otras historias (entre Blinis y Stroganoff).
Ha sido nuestro primer viaje low cost de verdad (desconocía que no se asignaran asientos y que se embarcase por orden de tarifa pagada, así que entramos de los últimos). El vuelo se nos hizo bastante pesado y eso que a Berlin sólo hay tres horas...
Pero nos esperaba Prestell, con retraso y con sus chancletas plif-plof, de calidad alemana y muy poco usuales sino fuera porque estamos en plena ola de calor (no hemos bajado de los 28º y nuestra amiga Andrea hoy ha sudado por primera vez en esta ciudad, desde que tiene uso de razón).
Hemos atravesado por unas zonas de vegetación donde, hasta el conde de Greystock podría haber pasado desapercibido al menos dos meses. A continuación el metro berlinés a puesto a prueba nuestros conocimientos acerca de las combinaciones algebraicas de itinerarios ( de grupo, individual, por horas, por días o por trayecto). Siempre con la ligera sospecha de estar realizando el recorrido del revés, hemos aterrizado, ahora sí, en la Alexander Platz, donde el hombre salchicha, que por todo puesto lleva un arnés sobre el que descansa una barbacoa llena del preciado embutido, panes, servilletas, ketchup (variedad con curry), moutard... se cubre la cabeza con una minúscula sombrilla y te sirve y te cobra. Nosotros que ya estábamos trasegando unas Pils de medio litro (si devuelves los cascos te abonan 20 cent. por cada uno y sino lo haces, realizas una labor social, en seguida los retira un señor, que parece necesitado a juzgar por la cantidad de parches que luce su mochila de cuero).
La Alexander es un referente de la adolescencia, aquel lugar que describió Döblin y sobre cuyas andanzas de Biberkopf, tomábamos té con galletas al final de la tarde y no parábamos de charlar, Prestell y yo.
Llegar a la Alex, adivinar por dónde transcurría el muro... arrastrando nuestros equipajes de mano.
Le he pedido al camarero 4 vodkas, pero finalmente sólo ha traído uno. Hablamos con él, se llama Carlo y es Macedonio. En realidad se llama Hailas, pero éso en alemán es impronunciable, nos aclara. Andrea explica que no se suelen aceptar visas sino pertenecen a un banco alemán y a veces, ni ésas. De todas formas Carlo la acepta (tampoco es de aquí, como nosotros). Llegamos andando a la nueva sinagoga, protegida por la polizie (una mujer corpulenta, amable y alemana) y me pregunto por qué se vuelve al lugar donde se ha sido infeliz mientras nos entrega un folleto que informa de las horas de visita.
Empiezo a hacerme más preguntas mientras llegamos, madrugada, a la Opitz Strasse. La eficiencia hace que las farolas alternen un punto y otro de la calle con su iluminación, mortecina sin duda para los estandart que manejamos del otro lado del espejo.
Dentro de la casa, Prestell apaga/enciende las luces y gradua su intensidad con un mando a distancia...



jueves, 13 de agosto de 2009

SE ME HA MUERTO EL RATON



-Creo que se me ha muerto el ratón debido a la prolongada cautividad-dije saliendo del despacho con un aspaviento-

-Habrá sido por la soledad del ratón -añadió Juanjo-

-Ji ji ji -prolongo Lupita-

-¿Con qué lo alimentabas? -se zafó de un sólo de derecha Remo Antunez-

-De mis propias manos -titubeé un instante-

-Ji ji, Ji ji -la lupita-

-Pues si no lo has cruzado, si no le has llevado ratonas, ahí lo tienes... -Juanjo dixit-

-Me cago en todo lo que se menea -se me ocurrió, de repente-

-Tendrás que retrasar las vacaciones, mientras organizamos el sepelio, el pedido de uno nuevo -Remo organixit-

-Pues no sé yo -apostillé-

-Ridículo -gran Gasby pronunció- ridículo. Cámbiale las pilas.

Y se las cambié, pero francamente no vuelve a ser el mismo. La foto fue tomada antes de conectarle al rodenador. Ahora no me atrevo a reproducirlo. Ay ratón, mi ratón...

martes, 4 de agosto de 2009

INDIA EN AGOSTO


Yo, India El Xargall da Silva, de siete meses y medio, en pleno uso de mis facultades guauguaseras y con los colmillos mejorados, declaro:


-Que en Agosto se marchitan las terrazas de los parques.


-Que las flores que me como son paja, humo, nada.


-Que los que me transportan, llegan a todas partes muy rápido y con la misma rapidez nos vamos (dicen ellos en su inmensa sabiduría: ¡cerrado!)


-Que no me gusta que no haya nadie delante. Menos me gusta que no haya nadie detrás.


-Que he vuelto a destrozar la puerta de entrada ( por el lado de dentro, por el de fuera no me dejan, todavía)


-Que no me como las bolas (pone Eukanuba)


-Que el agua caliente para tu... (soy perra fina)


-Que el champú está bien, pero imagino cosas mejores.


-Lo mismo del cepillado del pelo.


-Lo mismo para la correa.


-Que todavía hay quien cree que un perro feliz, es un perro bueno (debería servir para los de dos patas)


-Que Agosto en Madrid, si así se llama ésto, me fascina (César, el asturiano del bar de la esquina, me da lacón y puedo lenguetear a mis anchas, lástima que tenga que dormir con al AC y que el Kong lo tenga que esconder para que me hagan caso, por lo demás, chapeau!)
- ¿Qué he dicho?

(Nota del traductor)
Kong: dicese de aquello rojo que India mantiene entre los colmillos. Juguete que contiene una galleta. En caso acusativo, se recomienda protección genital. Usese como boomerang. Del USA: King Kong.